Tus manos están llenas de conciencia amorosa, obsérvalas, cierra los ojos, permite que se acerquen a tu cuerpo y descubran donde habita el caos... Respira suave, lenta y profundamente... espera… En instantes la razón desaparece y la calidez de una energía amorosa y placentera crea el milagro…
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